A casa de la familia Segura fueron muchos videntes. Algunos auténticos sinvergüenzas, que veían la debilidad que había en la familia por la desaparición de la hija, y la explotaban. Y claro, el padre llamaba a los policías y les decía: «es que hay aquí uno que dice que sabe donde está, que ha tenido una visión…» ¿Y que se le dice a esos padres desesperados?. Sigue leyendo
El secuestro de Anabel Segura. Segunda parte.
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